Textos que acompañaban la exposición realizada en el curso 2005-2006, con el nombre «Huellas» y de la que apenas quedan fotografías. Como dato diré que partimos de algunas técnicas del Expresionismo Abstracto, como el dripping, y de autores relevantes como Jackson Pollock. Nos interesaba mucho poder analizar todo lo relacionado con el gesto, con la huella que mostramos a veces sin ser conscientes de ello. Huellas que son una muestra de nuestro entorno y de nosotros mismos, y que nos definen a cada momento.
HUELLA COLECTIVA
Nuestras huellas suelen contener más información de la que nosotros creemos. Constantemente dejamos un rastro, como la baba de los caracoles, que contiene las claves de nuestra verdadera identidad. Las huellas son los ecos silenciosos de nuestras vidas. Nos hablan de aquello que vivimos en el pasado y de lo que influyó éste en nuestro presente. ¿Será posible que este rastro determine también nuestras huellas futuras?
A menudo estas huellas son etéreas y efímeras, como nuestras propias vidas. Incluso llegamos a pensar que las huellas del pasado deben ser olvidadas para seguir avanzando, para no estigmatizar ni estancar el proceso de crecimiento de una persona. A modo de turista eventual que siente la imperiosa necesidad de dejar su marca sobre la piedra sagrada, intentando hacer perdurable su huella, como pretendiendo decir “aquí estuve yo y formé parte de esto durante al menos un instante…” o como los enamorados que sin valorar el daño inflingido tallan un corazón en un árbol conteniendo sus iniciales, de igual forma nosotros pretendemos detener el tiempo y plasmar con imágenes el rastro insignificante que dejamos, intentando hacer una incisión más perdurable en vuestras conciencias. Os invitamos a sumergiros en un mundo repleto de señales que contienen información referente a los momentos claves de las vidas de l@s jóvenes de Acogida. Os invitamos a redescubrirlos a través de sus propios rastros, a aprender a mirar hacia atrás y a aceptar no sólo los aciertos, sino también los errores que han marcado sus vidas y que los hacen tal y como son ahora. No sólo somos lo que fuimos, pero tal vez aún no haya que renunciar del todo a su olvido y sea preferible aprender a vivir con ello.
HUELLA INDIVIDUAL
En la exposición encontraremos cuatro momentos colectivos que han afectado de alguna manera a la mayor parte del grupo, pero ¡ojos atentos! Porque también encontraremos huellas que recogen las vivencias más personales de l@s jóvenes y que las hacen diferentes al resto de procesos. Estas marcas individuales son las que diferenciarán al individuo del grupo e irán intercaladas entre las colectivas.
Por otra parte, tal y como hacía el célebre artista Tàpies, si queremos hablar de identidad no podíamos dejar a un lado la imagen que cada uno de los chic@s tienen de sí mismos. Esa visión independiente del resto que los identifica y que únicamente les afecta a ellos. Por eso a lo largo de toda la exposición encontraremos diversos símbolos fácilmente reconocibles por todos que identifican a cada individuo de Acogida, pero cuya conexión desconoceremos, porque pertenecerá únicamente al mundo interior más desconocido de cada uno de l@s jóvenes que han formado parte en la puesta en marcha de esta exposición.
HUELLA ACOGIDA
Acogida lo formamos todos, jóvenes y educadores, y no nos cansamos de repetirlo una y mil veces, así que no podía faltar esta vez la huella que el propio proyecto nos ha dejado a todos.
En esta fase de la exposición podremos hacer un recorrido por las diferentes etapas por las que ha pasado el proyecto de Acogida y esta vez los educadores se han mojado aún más intentando reflexionar y poniéndolo al alcance de todos su visión más personal sobre lo acontecido en este curso.
HUELLA SEMILLA
Cuando los aborígenes del país Delfindelmundo tenían un problema al que no encontraban solución, se aventuraban en recorrer las abruptas montañas y los cortantes desfiladeros de la Tierra de Fuego para llegar al Pico Último, una estrecha senda cuyo final era el borde mismo del Universo. A cientos de metros bajo aquella senda tan sólo el enfurecido e infinito mar, hogar de las Serpientes Marinas y de los Dragones del Misterio. Tan sólo allí, en la punto más elevado de la senda del Pico Último crecía un árbol único en el mundo, el árbol del Destino. Ni el más viejo de los aborígenes conocía realmente la verdadera edad del árbol, tan sólo sabían que él estaba allí desde el principio de los tiempos.
En su tronco presentaba un agujero sin fondo del que aseguran que si te asomabas podías ver el infinito, y que si eras lo suficientemente valiente como para llegar hasta allí y asomarte podías contarle al hueco tu problema sin solución. Entonces el árbol te ayudaría a resolverlo en un corto plazo.
Ahora te presentamos el único vestigio de aquel árbol sagrado, un pedazo de su tronco que, para nuestra suerte, aún contiene el agujero sin fondo.
Habiendo recorrido tan arduo camino ya has hecho lo más difícil, de forma que ¡ánimo! Y cuéntanos lo que quieras. Nosotros pretendemos que cada uno deje su huella en este árbol y que ésta permanezca todo el tiempo que sea posible. Pero preferimos que nos cuentes tus deseos y expectativas en lugar de tus problemas, por eso de ser positivos… Quizás el árbol también te eche una mano…