Hasta entonces nunca habría pensado que un libro pudiera ser sinónimo de peligro. Un peligro literal y despiadado. Por eso, cuando encontré aquel ejemplar de La guerra de los mundos bajo mi camastro, me invadió una sensación de pánico desconocida. Seguramente lo habría dejado allí el anterior. Tal vez lo hubiera protegido con su propiaSigue leyendo «El peligro de los libros»