Todos los días pasamos por los mismos sitios, vamos al trabajo a las mismas horas, compramos en las mismas tiendas y, aunque no sea verdad, parece que nos cruzamos con las mismas personas. Nuestros sentidos se adormecen y pierden la capacidad de sorprenderse, cada vez necesitan más estímulos para sentirse vivos.
Hoy les invitamos a que los movilicen, los provoquen y los sorprendan. Les proponemos convertirse en unos “VOAYERS» muy especiales. Queremos que disfruten asomándose a 81 que ofrecen una nueva mirada del lugar por el que siempre pasan, una nueva visión de las personas con las que siempre nos cruzamos y un nuevo punto de vista en la perspectiva del día a día.
Sólo una cosa más: hoy nosotros hacemos el esfuerzo para que podamos mirar de otras maneras. Mañana todos deberíamos tener la capacidad de Distinguir la esencia de aquellos lugares, caminos y sobre todo que nos cruzamos cada día. ¡Suerte!
Voayer, éste es el título para la obra que se llevó a cabo durante el curso 2004-2005. Un término francés que hace referencia a la persona que disfruta mirando, observando. Nada extraño si tenemos en cuenta que ese año nos propusimos trabajar con los jóvenes a partir de la corriente artística Art Op o Arte Óptico, con el objetivo de educar nuestras miradas, intentan estar más atentos a lo que sucede a nuestro alrededor, comprender las diferentes facetas que envuelven la realidad, incluida la nuestra.
Disfrutamos mucho jugando a reproducir efectos ópticos y a construir nuestras propias gafas para verlos:
Y también aprendimos a sentir con más amplitud todo lo que nos rodea. Para ello hicimos un juego: estar atento a cada una de las texturas que veíamos o sentíamos a lo largo de nuestro camino a casa. Y después transformamos esas texturas en una obra en cerámica:
Y lo mejor de todo fue cuando compartimos todo lo aprendido con el barrio y quisimos hacerles partícipes de ello. Por eso, elaboramos una celosía con 81 ventanas. Cada una de ellas aportaba una visión diferente de un mismo espacio muy querido en el entorno: el paseo.
Carlos Candel 